Todas las lenguas y variedades de una lengua son igual de valiosas, pero algunas tienen más prestigio que otras. Ese prestigio no tiene nada que ver con la lengua en sí misma, sino con la gente que la habla. Por ejemplo, en el mundo actual, el inglés es una lengua muy prestigiosa porque se asocia con el desarrollo y el bienestar económico.
En la época incaica, la lengua más prestigiosa era el quechua, pues era la lengua de los incas, quienes tenían el poder.
Cuando llegaron los españoles, la lengua más prestigiosa pasó a ser el castellano, pues era la que hablaban los conquistadores.